
Vitaminas paulinas para el Año Sacerdotal n. 14
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Nos preocupamos en toda circunstancia de no dar a otro ningún pretexto para criticar nuestra misión; al contrario, de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo soportan todo: las persecuciones, las privaciones, las angustias, los azotes, las detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin dormir y los días sin comer..
Procedemos con integridad, conocimiento, espíritu abierto y bondad, impulsados por el Espíritu Santo y el amor sincero, con las palabras de verdad y con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos.
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Unas veces nos honran y otras nos insultan; recibimos tanto críticas como alabanzas; pasamos por mentirosos, aunque decimos la verdad; por desconocidos, aunque nos conocen. Nos dan por muertos, pero vivimos; se suceden los castigos, pero no somos ajusticiados. (2Corintios 6,3-9)
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Reflexión: “La paciencia, que es constancia y fuerza de ánimo, es la virtud principal del Apóstol, en los momentos más difíciles de la vida”.
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Consigna: Pablo se agrandaba ante las dificultades porque lo apremiaba el amor de Cristo y la salvación de la gente. ¿Y nosotros, porqué nos desanimamos tan fácilmente en nuestras tareas apostólicas?
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Con los saludos y la oración del p. Benito Spoletini, ssp
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Matías.